Tasa de interés fija: Permanece constante durante todo el plazo del crédito, lo que significa que tus pagos mensuales serán siempre los mismos.

Tasa de interés variable: Puede cambiar a lo largo del tiempo, generalmente en función de algún índice de referencia. Esto puede resultar en pagos mensuales que aumenten o disminuyan.

Corto plazo: Generalmente menor a un año. Suele aplicarse a créditos de consumo o tarjetas de crédito.

Mediano plazo: Entre uno y cinco años. Es común en créditos para vehículos o créditos de libre inversión.

Largo plazo: Mayor a cinco años. Se utiliza en créditos hipotecarios y algunas veces en créditos de estudios.

Cuota fija: Mantiene el mismo monto durante todo el plazo del crédito.

Cuota variable: Puede variar en función de la tasa de interés variable o de otras condiciones establecidas en el contrato.

Garantía hipotecaria: Se utiliza en los créditos hipotecarios y consiste en que el inmueble adquirido queda como garantía del préstamo.

Garantía prendaria: Aplica en los créditos de vehículo, donde el automóvil comprado es la garantía.

Avales o fiadores: Son personas o entidades que se comprometen a pagar el crédito en caso de que el titular no pueda hacerlo.

Libranza: En algunos créditos, como los de libranza, el descuento se realiza directamente de la nómina del solicitante, sirviendo como una garantía de pago.